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El autismo en el aula: la necesidad de un equipo docente formado en Educación Especial

La inclusión educativa y social del niño con autismo a en los diferentes estadios formativos requiere del docente conocimientos específicos en Neuropsicología que le permitirán cubrir las necesidades especiales del niño, desarrollar actividades enriquecedoras y trabajar en sintonía con el equipo experto.

El autismo en el aula: la necesidad de un equipo docente formado en Educación Especial

En los últimos años, el avance en las técnicas de evaluación y detección temprana ha permitido incrementar en un 0,7 % el diagnóstico de casos de niños con autismo (en niños nacidos). La inclusión educativa y social del alumno con autismo en los diferentes estadios formativos requiere del docente conocimientos específicos en Educación Especial  que le permitirán cubrir las necesidades especiales del niño, desarrollar actividades enriquecedoras y trabajar en sintonía con el equipo experto. ¿Quieres potenciar el aprendizaje de tus alumnos con autismo? Abordamos el autismo infantil en el aula, cómo tratarlo y posibles actividades.

Las necesidades especiales de los niños con autismo (TEA)

El TEA (Trastorno del Espectro Autista) es un trastorno del neurodesarrollo que empieza a manifestarse alrededor de los dos primeros años del niño y se extiende durante el resto de su ciclo vital. Las áreas más afectadas son las capacidades de interacción social y comunicativa y la regulación flexible de sus pensamientos y conductas.

Un alumno con TEA no buscará relacionarse con sus iguales; y, si lo hace, su manera de interactuar puede ser inapropiada. Ambas situaciones podrían conllevar al aislamiento y el acoso en el aula de dicho alumno.

Otras características del niño con autismo, que interfieren en la inclusión dentro del aula, es la presentación de patrones de pensamiento y movimientos repetitivos (balanceo, cerrar y abrir puertas…), una hiperreactividad ante ciertos estímulos, la dificultad para la comprensión del lenguaje simbólico o para empatizar.

No obstante, los síntomas del TEA son muy heterogéneos. No todos los alumnos que sufren autismo manifiestan las mismas alteraciones cognitivo y conductuales, ni en el mismo grado. Por lo tanto, es fundamental que el equipo docente y especializado adapte el programa de intervención atendiendo las necesidades específicas y personales del alumno y potencie aquellos rasgos que beneficiarán su inclusión en la escuela.

Para optimizar el proceso de aprendizaje de un niño con autismo las habilidades requeridas en autonomía e integración social, el profesional educativo necesita, a su vez, aprender a evaluar al alumno, valorar su situación en el aula, respetar su ritmo y estilo de aprendizaje y diseñar y poner en práctica adaptaciones curriculares específicas y eficaces para cada uno de ellos. El programa de estudio de la Maestría en Educación Especial responde a esta necesidad de los profesionales de la Educación de conocer todos los tipos de NEE, y de ser capaz de detectar e intervenir sobre las diversas necesidades de aprendizaje de sus alumnos con discapacidad.

Grados de autismo

Todos los niños con TEA tienen algo en común, y es que manifiestan dificultades persistentes en la interacción y comunicación social. Además, revelan conductas restrictivas y repetitivas en menor o mayor medida.

El educador y psicopedagogo, por tanto, necesitan conocer e identificar el grado de afectación del autismo en su alumno para determinar qué tipo de apoyos debe ofrecerle la escuela y enfocar su labor educativa a cubrir las necesidades del niño.

Grado 1

Este rango se denomina comúnmente como autismo leve. El niño puede mostrar interés por interaccionar socialmente, pero tiene dificultades para iniciarlas. Sus respuestas, durante una conversación o a la hora de seguir la dinámica de un juego, son erróneas. No sigue las órdenes grupales y, durante la comunicación, no siempre mantiene el contacto visual con su interlocutor. Además, le cuesta cambiar de rutinas y de actividades en su día a día y pierde autonomía en los contextos nuevos o poco organizados.

Grado 2

En este nivel intermedio el niño manifiesta un déficit todavía más notable de la comunicación verbal y gestual. En ocasiones busca la interacción social, pero solo si esta se encuentra en el marco de sus intereses. A su vez, resulta todavía más evidente que su comportamiento en las relaciones con los otros es atípico o errático. Muestra inflexibilidad y un claro malestar (por ejemplo, ansiedad) ante los cambios. Sus conductas repetitivas y restrictivas respecto al autismo del nivel 1 también son más frecuentes y alteran claramente su adaptación al entorno.

Grado 3

Es el rango más severo dentro del espectro TEA. El niño tiene una comunicación muy limitada (por ejemplo: usa pocas palabras, su expresión oral puede resultar incomprensible, manifiesta soliloquios, ruidos extraños). Interactúa con los demás solo si hay un contacto directo. También se obsesiona por algún objeto “favorito” poco usual (una cuchara, por ejemplo); o por determinados estímulos cotidianos en su entorno (luces, objetos giratorios…). Sus comportamientos son tan restrictivos y estereotipados (los movimientos repetitivos de extremidades o el constante balanceo) que, junto al resto de los síntomas, el autismo interfiere en todas las áreas de la vida cotidiana.

Normalmente los niños con autismo, sobre todo aquellos con un grado leve, no han sido evaluados y diagnosticados antes de la escolarización. De hecho, es en la escuela infantil cuando su comportamiento atípico resulta más evidente. De ahí que el educador necesite estar cualificado en la detección de un posible caso de TEA en el aula, que conozca los niveles de afectación y sintomatología para poder derivarlo al equipo experto del centro y solicitar su evaluación lo antes posible.

¿Cómo potenciar el aprendizaje en niños con autismo? actividades en el aula

Para abordar correctamente el autismo en el aula y lograr una buena inclusión del alumno con TEA en las dinámicas de clase, es necesario que el docente respete, valore y comprenda las necesidades de dicho alumnado; que se implique en el trabajo del equipo experto y se muestre flexible en su labor pedagógica, con el único fin de cubrir todas las necesidades del alumno.

Entre las actividades y estrategias para niños con autismo que se pueden realizar a favor de la buena adaptación del alumno que sufre TEA, caben destacar:

  1. La estructuración del entorno para que sea predecible por parte del alumno y se sienta seguro emocionalmente. La creación de rutinas, así como el diseño de una agenda con pictogramas, fotos o dibujos ayudarán al niño con autismo a anticiparse y comprender la secuencia de las acciones que requiere una tarea; también, a la identificación de las emociones propias y de los iguales.
  2. El uso de indicaciones visuales para facilitar las enseñanzas (programa TEACCH) y la incorporación de programas de comunicación y competencia social como el Programa de Comunicación Total, donde se asocian signos a vocalizaciones.
  3. Siguiendo la metodología anterior, son de vital importancia los apoyos visuales (historietas, cómics y vídeos) para mejorar la comprensión por parte del alumno de las situaciones sociales e impulsar la imitación de conductas adecuadas.
  4. En las fichas de trabajo del alumno también se debe incluir la secuencia de tareas, paso a paso, con claridad y dibujos de que ayuden y faciliten la realización de este tipo de actividades.
  5. Por último, se aconseja crear un “círculo de amigos” del entorno al alumno con TEA: un grupo de compañeros que interactúen y le guíen en los entornos más abiertos (el patio, el comedor escolar o durante los cambios de clase).
  6. Otro método interesante para aplicar es el ARASAAC (Sistema Aumentativo y Alternativo de Comunicación). Este proyecto de inclusión fomenta el uso de pictogramas para facilitar la evolución del lenguaje y la comunicación mediante el uso de material didáctico con el que, por ejemplo, se enseñan las vocales, las letras del alfabeto, entre otros.
  7. Es también recomendable emplear un lenguaje claro y sin expresiones que puedan crear confusión. Así, una vez se tiene la atención del alumno, se debe escapar de ambigüedades en la comunicación y emplear frases directas como “camina”, en lugar de “no corras”.
  8. Otra estrategia a aplicar es la de aprovechar las áreas de interés de los alumnos para  incluirlo en la enseñanza. Además de ayudar en su desarrollo de habilidades comunicativas, se favorecerá el desenvolvimiento de habilidades sociales.
  9. Establecer estrategias de apoyo cuando los alumnos se sientan estresados o incapaces de seguir y crear espacios “seguros” donde se puedan relajarse y calmarse en compañía de alguna persona con la que hayan creado una buena y estrecha relación.
  10. Emplear comandos de preparación y ejecución para realizar cambios en el aula ya que los alumnos con autismo suelen tener problemas con las transiciones. Un ejemplo de esta técnica sería usar un comando preparatorio como: “Cuando yo diga la palabra caminar, nos moveremos…” y tras esto se pronuncia el comando ejecutorio, “caminar”.
  11. Para ayudar al desarrollo simbólico del alumno con autismo se llevan a cabo actividades con objetos de referencia. Estos se emplean para representar un elemento, una acción, una persona, un lugar, etc., ya que la compresión e identificación de imágenes resulta complicado para ellos. Así, se hace uso en clase de objetos reales y concretos que permiten a los estudiantes identificar y asociar el objeto con la referencia que representa.

Por ejemplo, se muestra al niño una serie de objetos como unas zapatillas de deporte o un utensilio de cocina, de esta forma se le enseña al alumno que las primeras están relacionadas con actividades físicas, como la clase de educación física, y la segunda, a tareas que se realizan en esta parte de la casa y que sirve para preparar la comida.

12. Con el fin de desarrollar la destreza motora fina del alumno y que pueda aprender a escribir en un futuro, se ponen en práctica ejercicios de pinza. Estas actividades consisten en coger objetos blandos, tocarlos, presionarlos, pellizcarlos y así  fomentar que el niño abra y cierre la mano, la utilice y mueva para estimular los músculos de esta zona.

Por ejemplo, con unas pinzas de plástico se puede jugar con los alumnos a que introduzcan unos objetos determinados en botes de colores, o pedirles que realicen la misma acción pero con sus propias manos.

13. La preparación ante cambios de rutina o planes es muy útil trabajarla a través de actividades porque así evita que el alumno entre en episodios de estrés y aprenda cómo gestionar cualquier alteración en su día a día.

Para ello, el docente deberá preparar al estudiante ante el cambio. Pero, ¿cómo? Primero tendrá que hablarle de ello, por ejemplo, de la modificación en el horario de una determinada clase, ayudarse de pictogramas o imágenes que reflejen el cambio de una manera altamente visual. En este caso, sería ventajoso mostrarle cómo la imagen que representa la clase de educación física cambia de lugar en el calendario y se sitúa en el horario nuevo correspondiente. Además, hablar con los padres también será útil para que el niño logre concienciarse poco a poco y asimile esta variación de mejor forma.

Sin duda, el autismo dentro del aula ordinaria supone un reto para el profesor; pero no hay que olvidar que la presencia del niño con autismo también contribuye al enriquecimiento social, personal y emocional del resto de los integrantes de la comunidad educativa. Saber cómo tratar este trastorno e incorporar actividades que permitan la inclusión educativa y social del alumno con TEA requieren de formación y competencias específicas  para responder de forma eficaz a las demandas que plantean los alumnos con una necesidad educativa especial.

 

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