Jon Andoni Herrero, docente de Educación Primaria en el Colegio Vizcaya (España), centro acreditado por la Asociación Montessori Internacional, nos explica cómo es esta metodología.
Herrero es un verdadero experto en Montessori y partidario de su enfoque educativo, basado en el ambiente, el currículum, la diversidad de los alumnos y las innovaciones de los centros. Con una buena comprensión de esta metodología, todas sus ideas se pueden adaptar a cualquier aula o centro educativo.
La metodología Montessori
Enseñar empleando el estilo Montessori supone un cambio de mentalidad porque no es una clase tradicional, es una clase centrada en el niño. Herrero explica que no es el formato típico de educación frontal con todos los alumnos mirando hacia adelante con sus libros.
Hoy en día hay que romper un poco con esa idea de clases tradicionales. Hay que pensar que el mundo ha cambiado, que hay cosas nuevas, muy interesantes que podemos aplicar en nuestra clase.
Este docente destaca la importancia de conocer bien a los niños, tanto a nivel académico como emocional; tener confianza en ellos y escucharles para que sientan que pueden confiar en su profesor.
Otro punto clave de la metodología Montessori es fomentar la autonomía de los estudiantes. Para eso, no solo se emplean diferentes materiales sino una buena gestión del aula, desde que los alumnos entran por la mañana hasta que se van por la tarde. Aunque los materiales realmente ayudan también, porque están creados para la manipulación. Trabajar de una manera manipulativa permite a los niños entender el “por qué” de las cosas para luego pasar al plano abstracto cuando sean más mayores. Un ejemplo de esto sería estudiar matemáticas con objetos físicos para que la formación sea táctil y visual.
Un ambiente bien preparado
La forma de enseñar no es lo único importante en las escuelas Montessori; el ambiente en el aula también aporta mucho a la hora de aprender. El aula debería mantenerse ordenada y limpia para transmitir la calma, y esto, subraya Herrero, es trabajo del docente y sus alumnos.
Los estudiantes tienen que ser responsables de recoger las cosas que utilizan, y para ayudarles a identificar dónde encontrar y guardar cada ítem del aula, cada área tiene un color distinto. Por ejemplo, en el aula de Jon Andoni, el área de lengua es amarillo, todos los materiales de ciencias son verdes y todo va en su sitio, una estrategia que puede ser replicada en cualquier aula.
Diversidad del alumnado
Con un alumnado diverso, Herrero vuelve a recordar que es imperativo conocer bien a cada alumno y dónde se sitúa cada uno de ellos.
Conocer en qué punto se encuentra a nivel emocional, a nivel académico, a nivel actitudinal y qué nos demanda ese alumno.
En las aulas Montessori se prioriza una educación individualizada para fomentar el éxito de cada niño. Un punto clave es tener material adaptado para todos los niveles de comprensión, tanto para alumnos avanzados con altas capacidades como para alumnos con dificultades, recordando que las estas se pueden presentar de muchas formas.
Además de tener materiales distintos y una planificación enfocada en la diversidad, hay que respetar el ritmo de trabajo de cada alumno e ir poco a poco. Jon Andoni explica que esta manera de trabajar rompe con lo tradicional, por lo cual, viene muy bien para niños con necesidades educativas especiales.
Adaptación al currículum
En la metodología Montessori todo está basado en una secuencia y, como en el caso del colegio de Herrero, trabajan así con internivelización desde finales de Educación Infantil (preescolar) hasta 3º o 4º de Primaria. Todos los alumnos ayudan a otros, y no solo son los mayores enseñando a los más pequeños, los mayores pueden aprender de los alumnos más jóvenes también.
El aula en sí está adaptada, dependiendo de la etapa de desarrollo de los niños: los más pequeños se sientan en mesas individuales, mientras que en Primaria se sientan en grupos porque hay más proyectos y trabajo en equipo y, sobre todo, porque reconocen que estos años son un periodo de socialización. En los grupos, realizan proyectos en los que profundizan en los contenidos para luego exponerlos ante sus compañeros. También son importantes los experimentos, para que los niños pueden realizar una hipótesis y luego ver en directo los resultados.
Innovaciones
Algunos centros educativos Montessori, como el colegio de Jon Andoni, disponen de algunas instalaciones realmente innovadoras. Por ejemplo, su escuela tiene un huerto y un invernadero que incluso está preparado para tener clases allí dentro. Aparte de poder ver las plantas y sus partes en el aula cuando estudian ese tema, estas estructuras ayudan a enseñar al alumnado que todo está conectado y relacionado. Para ver esos vínculos, los niños pueden cultivar unas fresas, luego cosecharlas, llevarlas a la cocina (también adaptada para que entren y participen) y hacer una mermelada de fresas.
Cualquier docente puede comprender el método Montessori y sentirse cómodo en el momento de implementar esta estrategia en sus aulas. Para explorar más sobre esta y otras metodologías educativas, la Maestría en Métodos de Enseñanza en Educación Personalizada examina las técnicas educativas más novedosas utilizadas en las aulas. Entre ellas: Método Singapur, Pedagogía Reggio Emilia, Flipped Classroom o el Aprendizaje basado en problemas.