En ocasiones nuestras decisiones económicas están influidas por las de terceros; para entender cómo se toman estas decisiones y cuál es la mejor entre varias alternativas surge la teoría de juegos.
La teoría de juegos es una rama de las matemáticas y la economía que estudia, en una decisión, cuál es la elección óptima de un individuo cuando los costes y beneficios de cada opción no están prefijados, sino que dependen de las elecciones de otros individuos.
John von Neumann fue el primero en hablar de la teoría de juegos. Este matemático húngaro-estadounidense publicó en 1944, junto al economista alemán Oskar Morgenstern, Teoría de juegos y comportamiento económico, la primera obra en la que se aborda la teoría de juegos.
La teoría de juegos continuó desarrollándose durante el siglo pasado, siendo fundamentales las aportaciones del matemático John Nash, quien recibió el Premio Nobel por su análisis del equilibrio en la teoría de juegos no cooperativos. El equilibrio de Nash implica una situación en la que todos los jugadores han elegido la estrategia que maximiza sus ganancias dadas las estrategias del resto de jugadores. En ese punto ningún jugador tiene ningún incentivo para modificar su estrategia.
Los investigadores en teoría de juegos analizan el comportamiento de los individuos en juegos de tipo estratégico. Este tipo de juegos representan una situación en la que dos o más participantes se enfrentan a una elección. Cada uno de ellos puede ganar o perder en función de lo que los demás escojan. Por tanto, el resultado final del juego está definido conjuntamente por las estrategias elegidas por todos sus participantes, es decir, el resultado de la decisión de cada participante depende de las acciones del resto.
Un estudio de teoría de juegos en economía definirá un juego como una abstracción de una situación económica particular. Se propondrán una o más soluciones, y el autor tratará de demostrar qué estrategias corresponden al equilibrio en el juego presentado. Los casos de teoría de juegos se suelen representar gráficamente utilizando matrices o árboles de decisión para comprender mejor los razonamientos de los participantes.
El dilema del prisionero, ejemplo típico de teoría de juegos
El problema clásico de la teoría de juegos es el dilema del prisionero, que estudia los incentivos que tienen dos sospechosos de un robo para delatar a su compañero o guardar silencio. El dilema se expone de la siguiente forma:
Dos ladrones, que se encuentran en dos celdas separadas, pueden confesar o no un robo que han cometido juntos. Si el primero delata a su cómplice y este no, el cómplice será condenado a una pena de diez años, y el primero será liberado. Si el primero calla y el cómplice delata, el primero recibirá esa pena y será el cómplice quien salga libre. Si ambos confiesan, ambos serán condenados a cinco años. Si ambos niegan el robo, solo podrán condenarlos durante un año por un cargo menor.
Cada prisionero persigue su propio interés y, como no sabe lo que hará el otro, la estrategia más segura para él será delatar a su compañero, pues es la forma de asegurarse una condena menor. De esta forma, cada prisionero decide traicionar al compañero, siendo condenados cada uno a cinco años. Se alcanza una situación de equilibrio de Nash (5,5),en la que cada uno minimiza su posible pérdida, aunque la solución conjunta sea peor que si ambos cooperasen (pues no confesando solo recibirían un año de condena).
La aplicación de la teoría de juego en economía
La teoría de juegos ayuda a entender los procesos de toma de decisiones de los agentes económicos. Hoy se emplea también en muchos otros campos, como la biología, la informática, la estrategia militar o las decisiones que toman los gobiernos.
En la economía, en particular, la teoría de juegos se utiliza para analizar problemas de duopolios, oligopolios o subastas, entre otros, en los que las decisiones de cada agente afectan al conjunto de los participantes. Así, el dilema del prisionero representa también el dilema de los oligopolistas: en un oligopolio, las empresas pueden optar por alcanzar un acuerdo para fijar precios (lo que se conoce como colusión) de forma que todos se beneficien, o bien, violar el acuerdo pensando únicamente en su propio interés para tratar de maximizar sus propios beneficios.
Las empresas no solo recurren a la teoría de juegos para fijar precios, sino también para determinar en qué momento lanzar un nuevo producto, decidir su nivel de producción o anticipar decisiones de la competencia.
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