Jorge Torres, director de la ESIT de UNIR, describe en AMIAC cómo la Universidad testea miles de datos a diario del mercado laboral para adecuar su oferta formativa.
Jorge A. Torres Jiménez, Director de la Escuela Superior de Informática y Tecnología de la Universidad Internacional de La Rioja – UNIR y Vicerrector de Estrategia y Desarrollo Académico de UNIR en México participó el pasado jueves en una nueva sesión del foro sobre nuevas tecnologías e innovación organizado por la Academia Mexicana de Informática (AMIAC).
En esta ocasión, el encuentro -celebrado de manera virtual- se ha enfocado en el tema ‘A Big Data Framework for Intelligent Classification of Job Profiles and Required Skill Sets Using a Data Stream Channel of Jobs Ads’ (‘Estructura del Big Data para la clasificación inteligente de perfiles laborales y de las habilidades requeridas utilizando el canal de los anuncios de empleo’).
La AMIAC, fundada en 1976, convoca de manera frecuente a expertos a este ciclo para que compartan sus conocimientos y puntos de vista que promuevan el intercambio de ideas sobre determinados asuntos vinculados a la informática y las nuevas tecnologías. De manera habitual participan en los encuentros los miembros del Consejo Directivo de la entidad. El objetivo de esta iniciativa es promover el uso de la informática en favor de la sociedad.
Acortar brechas entre la educación y lo que demanda el mercado
Torres, mexicano que reside desde hace más de 4 años en España, ha hablado por zoom desde ese país. Su exposición ha comenzado con una reflexión sobre la necesidad de acortar brechas entre la formación de los estudiantes y lo que demanda el mercado. “Cuando los estudiantes reciben su título de profesionales para abrirse paso en el mercado laboral, lo primero que viene siempre a mi mente es si han desarrollado realmente todas sus habilidades técnicas y blandas que requiere el mercado”.
También reconoció que se plantea con frecuencia “lo que hemos hecho nosotros como académicos para que ellos desarrollen esas competencias. Uno a veces no se da cuenta de las brechas que se han formado entre la educación y las necesidades de las empresas. Esta es una reflexión constante que nos tenemos que hacer los educadores, principalmente en los últimos tiempos”.
El COVID, la digitalización y la metáfora del Safety Car
Torres se refirió a la era de la digitalización en la que estamos inmersos, conocida como de la ‘Industria 4.0’, y principalmente al impacto que ha tenido el COVID en el mundo, como una metáfora del automovilismo. “Para miles de instituciones y organizaciones en México y en todo el planeta, la pandemia ha sido como el safety car (coche de seguridad de la Fórmula 1 que interviene en las carreras cuando se produce un accidente o un hecho inusitado por condiciones adversas).
Jugando con esa metáfora, precisamente comparó al impacto del COVID-19 con el safety car. “En la F-1 siempre hay escuderías poderosas, que suelen ir a la cabeza de la carrera por elevados recursos económicos y altos niveles de tecnología, como Ferrari, Mercedes o McLaren. Sus coches suelen rodar más veloces y con los mejores tiempos. Eso sucede hasta que ocurre un accidente. Entonces entra al circuito el vehículo de seguridad y aquellos pilotos que venían más rezagados se acercan, porque todos deben reducir la velocidad. En definitiva, la brecha se acorta por un hecho imprevisto”, ha manifestado, antes de agregar: “Esto ha ocurrido con la transformación digital que estamos experimentando, y más se ha acentuado con la propagación de la pandemia. Muchos de los que estaban rezagados o tenían menos capacidad de digitalizarse han acortado las distancias con los que sí habían comenzado a hacerlo. Se han podido aproximar más, lo que representa un nuevo escenario de oportunidades para todos”
Para ejemplificarlo, ha señalado que grandes instituciones educativas mexicanas -públicas y privadas- de gran importancia como UNAM, el Politécnico o el Tecnológico de Monterrey, “han quedado tal vez descobijadas ya que la pandemia evidenció que no tenían un nivel de tecnología tan desarrollado como se presuponía. Esto les ha obligado a un cambio de estrategia por un hecho inusitado (el COVID-19), lo que ha llevado a que tomen decisiones a muy corto plazo, y a que se le acerquen otros participantes del sector educativo. En definitiva, como ocurre cuando actúa el safety car, se ha producido la posibilidad de un reposicionamiento en la tabla de clasificación de muchos jugadores”, ha expresado.
Nuevos ecosistemas y caminos
Desde su óptica, a medida que las organizaciones se readecúan al nuevo escenario, muchas se están reposicionando: “Este safety car ha permitido a varios crear nuevos ecosistemas y caminos, con reglas que antes no se consideraban viables. Lo que sucede no solo aplica en el sector educativo, sino a todos los sectores”.
Al margen de este panorama, Torres ha comentado que otra de las claves pasa por centrarse en “cómo reconfigurar la formación que deben tener las personas para hacer las reskilling que permitan reposicionarse”.
Para ello, ha citado estudios “como uno de la Universidad de Oxford, de 2013, sobre el impacto de la digitalización del mercado laboral. Una de las conclusiones del informe es que el tiempo de reacción cada vez es menor. Alrededor del 47% del empleo total actual va a desaparecer en los próximos años. Los ciclos del mercado laboral son cada vez más cortos”.
También ha señalado otros factores muy importantes para tener en cuenta, como la automatización que marcará el rumbo en el panorama laboral mundial en un futuro cercano. Otra fuerte tendencia que se vislumbra en el tablero internacional del mercado de trabajo, según ha manifestado, es el viraje del ‘mundo azul’ (altamente tecnológico, con elevado consumo y muy desarrollado en países avanzados, que ha tenido sus limitaciones en los últimos años), hacia un ‘mundo verde’ y sustentable. Pero en las naciones más estratégicas “ya se aprecia un ‘mundo naranja’, donde se gestiona la complejidad de elementos diversificados y deslocalizados. Cada día se gestionan personas y proyectos de forma más compleja”, ha dicho.
En este sentido, ha comentado que “las grandes empresas buscan experimentar la fragmentación en las redes de colaboración. Estamos observando que muchas grandes organizaciones, sólidas y consolidadas, requieren ser mucho más agiles para atender sus necesidades, y para eso necesitan de las redes de colaboración empresarial”.
El Director de la Escuela Superior de Informática y Tecnología ha citado otro estudio, denominado ‘Reporte del futuro de los empleos’ presentado en el Foro Económico Mundial de Davos años atrás, en el que se concluye que “el 65% de los niños que hoy cursan la primaria trabajarán en empleos que aún no existen cuando sean adultos”. Se estima que los progresos tecnológicos podrían eliminar 7,1 millones de puestos de trabajo y a la vez crear otros 2 millones de empleos en los próximos 5 años.
En este sentido, Torres ha manifestado que las universidades y las empresas deben ser capaces de configurar “una nueva era de trabajo de calidad con nuevos empleos y una mejor calidad de vida para todos. Si no lo gestionamos de manera coherente, las brechas se abrirán más y habrá mayor desigualdad en el mundo y mayor polarización de la sociedad. No puede haber un desarrollo económico en México ni en ningún país sin un desarrollo social. Por eso, para UNIR la responsabilidad social corporativa resulta esencial y debe ocupar un espacio destacado en la agenda de todas las grandes organizaciones”.
El Observatorio del Conocimiento para detectar nuevos perfiles y habilidades
En ese marco, uno de los objetivos principales de UNIR es identificar cuáles son las competencias requeridas en la sociedad, y qué tipo de perfiles y demanda laboral cobrarán mayor protagonismo en las próximas décadas. Para ello, la Universidad ha desarrollado diversas estrategias, programas e iniciativas.
Una de ellas, según explicó Torres, es el Observatorio del Conocimiento que lidera. Desarrolla un marco con la clasificación inteligente de perfiles de trabajo. Entre sus finalidades se encuentra identificar los cambios de tendencia y, sobre todo, adaptarse para mejorar la empleabilidad de los alumnos. “Pretendemos conocer qué habilidades son las más requeridas para determinados perfiles, utilizando un flujo de datos a través de la información de portales de empleo”, ha señalado.
De este modo, el Observatorio testea el conocimiento desde un punto de vista profesional, y se enfoca en qué tipo de perfiles y habilidades requieren las compañías. Los profesionales que lo integran realizan un cribado y análisis de miles de ofertas laborales que se publican diariamente en los portales de empleo de México y el mundo, utilizando herramientas de big data, inteligencia artificial, ‘machine learning’ (aprendizaje automático) y minería de texto, entre otras. Eso permite conocer prácticamente en tiempo real qué perfiles nuevos están demandando las empresas y qué habilidades requieren.
“Nuestro trabajo no es artesanal. Está sistematizado a través de una arquitectura de herramientas y programas de software que nos permiten obtener un flujo de datos en los que se recolecta, procesa, limpia, y generan resultados a partir de toda esa información. El Observatorio no deja de ser una tecnología que nos permite entender la evolución del mercado laboral”, ha señalado.
Asimismo, el Vicerrector de Estratégica y Desarrollo Académico de la Universidad Internacional de La Rioja ha subrayado otro pilar de su área: “Necesitamos evaluar las características y visibilidad del mercado sobre la oferta formativa. Para ello, obtenemos información sistematizada sobre la oferta que existe en los diferentes países, para después adecuar la formación de títulos oficiales y no oficiales, y ver las brechas que pueden existir”.
En la actualidad, en las bases de datos del Observatorio hay 92 millones de registros, provenientes de países como México, España, Colombia, EE.UU. o Singapur. “Recolectamos los datos de diferentes fuentes de información. Todos los días descargamos las ofertas de empleo que se generan de los portales, y hacemos un proceso de recolección y actualización. Asimismo, identificamos el tiempo en que se mantienen publicadas esas ofertas. Todo ello nos lleva a conocer y a hacer análisis descriptivos, por ejemplo, sobre cuáles son los perfiles laborales más demandados en México en el último mes, y si las ofertas de las empresas mexicanas son mayoritariamente temporales o indefinidas, y en qué sectores ocurren, entre otras características”.
Paralelamente, Torres ha comentado que el área que lidera está abierta a otros factores, como el de los cambios demográficos, a la hora de observar el mercado laboral. “El mundo laboral avanza cada vez más hacia la deslocalización. La flexibilidad y la integración son dos condiciones claras que los nuevos trabajos nos obligarán a tener. Todo ello nos está mostrando lo que demandarán las empresas próximamente y lo que las universidades deben profundizar a la hora de ofrecer formación. Se trata de un reto que se puede convertirse en un riesgo si no se aborda adecuadamente”, ha asegurado.
Finalmente, ha recalcado que su departamento ha comenzado a ejecutar una fase de “democratización en el acceso a toda la información” que se recaba, para que cualquier persona pueda acceder a un portal abierto que se está desarrollando para conocer las características del futuro del trabajo y realizar búsquedas laborales.
Así ha terminado su ponencia en la AMIAC, entidad que está integrada por más de 40 miembros de diversas instituciones, como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Instituto Politécnico Nacional (IPN), la Agencia Espacial Mexicana, Ingressio, y UNIR en México, entre otras. La Academia está presidida por Francisco David Mejía Rodríguez, quien desde comienzos de este año es rector de UNIR en México. Julieta Palma Anda, vicerrectora de Relaciones Institucionales de UNIR en México, integra su consejo directivo como secretaria de Vinculación.