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Didáctica e innovación curricular en los centros educativos

La innovación curricular educativa es una actuación reflexiva y voluntaria en beneficio del ser humano, y para evitar quedarnos con el discurso teórico del deber ser, tenemos mejorar el contexto social, cultural y educativo con el propósito de concretar la acción para la transformación.

La innovación curricular educativa es una actuación reflexiva y voluntaria en beneficio del ser humano

¿Qué es la innovación curricular?

La didáctica es fundamental en el proceso educativo ya que nos ayuda a manejar correctamente situaciones escolares, al brindarnos las herramientas que coadyuven a la transformación de los escenarios áulicos de acuerdo con las demandas de los contextos de la comunidad estudiantil. En este sentido, la innovación curricular se debe entender como la actualización y mejora de los Planes de estudio, para responder a los requerimientos sociales del momento histórico.

Para Zabalza, M. A. (2009), la innovación curricular es el proceso de rediseño y actualización de los planes y programas de estudio, tomando en cuenta las necesidades educativas sociales y tecnológicas. Por lo tanto, para logar la innovación curricular debemos tomar en cuenta la estructura y orden adecuado de los instrumentos, estrategias, escenarios y voluntades de los actores educativos, por parte de las instituciones y de los sujetos instrumentadores de estas innovaciones.

En este contexto, la Maestría en Liderazgo y Dirección de Centros Educativos de UNIR México ofrece una formación integral para transformar entornos escolares mediante la gestión pedagógica, el liderazgo académico y el diseño de propuestas educativas alineadas con las necesidades actuales. Este posgrado está diseñado para formar directivos capaces de liderar procesos de innovación curricular y de fortalecer la calidad educativa desde una visión estratégica.

Maestría en Liderazgo y Dirección de Centros Educativos

Características de la innovación curricular

Cuando se habla de educación, está implícito brindar a las niñas, niños y adolescentes las posibilidades de resolver los retos de su vida cotidiana. Al hablar de innovaciones curriculares, es importante tomar en cuenta las características sustanciales que debe considerar el docente. Entre ellas están:

  • Flexibilidad: adaptar los contenidos y metodologías a las necesidades de los estudiantes, implica la capacidad de los docentes para modificar estrategias en función del contexto, las necesidades cambiantes de la sociedad implicando el uso de nuevas tecnologías.
  • Interdisciplinariedad: permite abordar problemas complejos desde diversas perspectivas,
  • Practicidad: permite desarrollar habilidades prácticas solucionando problemas reales, para una educación vinculada al mundo sociolaboral
  • Inclusividad y equidad: garantizar el acceso a una educación de calidad a todos los estudiantes. independientemente de su origen, capacidades o condiciones socioeconómicas implica el diseño de estrategias para la diversidad.
  • Creatividad: escenarios educativos propicios fomentan la creatividad y prepara a los estudiantes para enfrentar los desafíos del futuro con soluciones innovadoras.
  • Sustentabilidad: considerar una educación que responda a los retos globales.

¿Qué necesitan los docentes para la innovación curricular?

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) considera que los procesos educativos deben estar regidos por estándares, entre los cuales están la pertinencia, la eficiencia y la eficacia, por lo que la estructura curricular debe responder a estas características. los elementos pedagógicos que se deben incluir en esta etapa del proceso son la utilización de tecnologías educativas con metodologías activas, enfoques interdisciplinarios, actualización docente y una evaluación formativa para estudiantes y docentes.

De acuerdo con Gimeno, J. (2018), el diseño curricular implica la planificación estructurada de los programas de estudio, mientras que la innovación curricular busca su mejora continua. Para Coll (1990), es un proceso sistemático de cambio en el currículum con el fin de mejorar la calidad educativa y responder a las exigencias del contexto. Para lograr esa mejora es necesario considerar que las prácticas pedagógicas sean centradas en el estudiante, así como que su diseño e implementación sean flexibles, significativas, contextualizadas, con evidencias de aprendizaje y procesos de evaluación pertinentes.

Elementos necesarios en el Acto Educativo para la Innovación Curricular

Los elementos necesarios para la innovación curricular son:

1.-Voluntad de los sujetos en el acto educativo: Si los sujetos que participan en el acto educativo no son reflexivos y conscientes de su labor la tarea no se cumplirá en su totalidad, por ello es importante trabajar en la reflexión diaria, romper resistencias al cambio, reconocer las fortalezas y debilidades y aprender de los errores como el factor que posibilita la mejora.

2.- Enfoques teóricos y fines educativos: permitirán el planteamiento, desarrollo y evaluación del acto educativo acorde a las necesidades sociohistóricas formando al ciudadano que esté preparado para solucionar los problemas actuales.
3. Prácticas educativas: el establecimiento de ambientes creativos propicios para el desarrollo de habilidades, conocimientos y solución de problemas vinculados al contexto brindarán la oportunidad de un aprendizaje útil.
4. Procesos de evaluación: entender a la evaluación como proceso de aprendizaje, dejará de lado prácticas tradicionales y unívocas enfocadas en lo numeral.

Gráfico de Elementos de la innovación curricular

IMAGEN 1. ELEMENTOS DE LA INNOVACIÓN CURRICULAR. ELABORACIÓN PROPIA 030325

Para lograr la innovación educativa, todos los procesos involucrados deben estar alineados para garantizar un aprendizaje significativo sustancial para la vida. Morin, E. (1999), explica que la innovación curricular en la educación superior responde a los avances científicos y tecnológicos, promoviendo el desarrollo de competencias para la inserción en el mundo laboral y la investigación.

Modelos de innovación curricular

Existen varios modelos de diseño curricular que han respondido a las necesidades del tiempo y espacio social, entre los más importantes se encuentran:

Modelo técnico-racional

También conocido como Modelo de Objetivos Conductuales o Modelo de Planificación por Objetivos, representa una de las primeras y más influyentes perspectivas en el campo del diseño curricular, surgió en la primera mitad del siglo XX con Ralph Tyler, considerado el autor más representativo de este modelo; otros autores que contribuyeron a su desarrollo y difusión son Franklin Bobbitt y Werner Dinkel.

Este modelo se inspira en la racionalidad técnica y la lógica de la eficiencia industrial, buscando aplicar principios de gestión científica al ámbito educativo. El Modelo Técnico-Racional se centra en la planificación sistemática y lineal del currículo, el proceso curricular se concibe como una serie de pasos secuenciales y lógicos, que parten de la definición precisa y conductual de objetivos de aprendizaje, la selección y organización de contenidos en función de esos objetivos, la planificación de actividades de enseñanza-aprendizaje y la evaluación rigurosa del logro de los objetivos preestablecidos.

Se busca la claridad, la precisión, la eficiencia y la medición de resultados como criterios fundamentales del diseño curricular, el papel del profesor se centra en la implementación efectiva del currículo planificado y el del estudiante en la recepción y asimilación de los contenidos para alcanzar los objetivos conductuales.

Investigaciones como la de Choppin (2020), reconocen la persistencia de elementos del Modelo Técnico-Racional en la cultura de la evaluación educativa contemporánea, especialmente en la estandarización y la medición de resultados. Priestley y Biesta (2022), señala la necesidad de un diálogo crítico para superar sus limitaciones y avanzar hacia enfoques curriculares más complejos y contextualizados.

En la educación actual, este modelo aunque criticado por su rigidez y descontextualización, ha dejado una huella profunda en la tradición educativa y sigue influyendo en diversas prácticas. Su énfasis en la planificación, la claridad de objetivos y la evaluación ha sido valioso para la organización y la rendición de cuentas en los sistemas educativos, aunque se requiere equilibrar esta perspectiva con enfoques más holísticos y contextuales.

Modelo Sociocrítico

El Modelo Sociocrítico, en el ámbito del currículo, surge como una perspectiva pedagógica comprometida con la transformación social y la justicia educativa. Desarrollado principalmente a partir de la década de 1970, se contrapone a las visiones técnico-racionales, concibiendo el currículo como una construcción social y política, ligado a las relaciones de poder y las ideologías dominantes. Autores como Lawrence Stenhouse, con su enfoque en la investigación-acción y el currículo como proceso, Paulo Freire, con su pedagogía liberada, Henry Giroux, crítico de la reproducción social en la educación, y Michael Apple, analista de las políticas educativas y el conocimiento escolar, han sido fundamentales en la configuración de este modelo.

Las ideas principales del Modelo Sociocrítico son la comprensión del currículo como un campo de lucha y negociación cultural, enfatiza la necesidad de exponer las ideologías implícitas en el currículo, analizar críticamente las estructuras sociales de desigualdad, promover la participación democrática en la toma de decisiones curriculares y fomentar la reflexión crítica y la acción transformadora por parte de estudiantes y docentes. El currículo no es un plan neutral, sino un espacio donde se construyen identidades, se legitiman conocimientos y perspectivas y se reproducen las relaciones sociales.

Trabajos recientes, como la de Torres Santomé (2021), explican la vigencia del Modelo Sociocrítico para analizar las políticas curriculares contemporáneas y promover currículos más justos y equitativos. Fischman y Haskins (2020), exploran la aplicación de este modelo en la formación docente para desarrollar prácticas pedagógicas comprometidas con la justicia social y la transformación educativa.

La pedagogía actual, el Modelo Sociocrítico revisa una gran importancia para abordar los desafíos de la desigualdad, la exclusión y la injusticia social. Inspira prácticas pedagógicas que buscan empoderar a los estudiantes como agentes de cambio social, desarrollar su conciencia crítica sobre las problemáticas sociales, promover el diálogo intercultural, valorar la diversidad de perspectivas y fomentar la participación ciudadana activa. En la sociedad del siglo XXI, el Modelo Sociocrítico ofrece un marco teórico y práctico esencial para construir sistemas educativos más democráticos, inclusivos y orientados a la justicia social.

Constructivismo

El Constructivismo es la teoría pedagógica y psicológica que ha revolucionado la comprensión del aprendizaje a lo largo del siglo XX y XXI, sus raíces se remontan a pensadores como Giambattista Vico e Immanuel Kant. El Constructivismo moderno se debe a las contribuciones de figuras como Jean Piaget y Lev Vygotsky. Piaget, desde la psicología, propuso que el conocimiento se construye activamente a través de la interacción del individuo con su entorno, destacando las etapas del desarrollo cognitivo y los procesos de asimilación y acomodación; su obra, iniciada en las primeras décadas del siglo XX, enfatizó la importancia de la acción y la exploración en el aprendizaje infantil.

Vygotsky, por su parte, desarrolló la teoría sociocultural del aprendizaje, que subraya el papel fundamental del contexto social y cultural en la construcción del conocimiento. A partir de la primera mitad de siglo XX, Vygotsky resaltó la Zona de Desarrollo Próximo (ZDP) y la importancia de la interacción social guiada para el aprendizaje.

Jerome Bruner, en la década de 1960, con el Constructivismo Cognitivo profundizó en la idea de que los estudiantes construyen nuevos conocimientos basándose en sus conocimientos previos, destacando el aprendizaje por descubrimiento y el andamiaje. David Ausubel, en la misma época contribuyó con la teoría del Aprendizaje Significativo, enfatizando la importancia de conectar la nueva información con la estructura cognitiva del estudiante para lograr un aprendizaje duradero. Actualmente, el Constructivismo sigue siendo un marco teórico fundamental para la innovación educativa, especialmente en la integración de tecnologías digitales y en el diseño de ambientes de aprendizaje personalizados (Coll, 1990).

Las ideas principales del Constructivismo giran en torno a la concepción del aprendizaje como un proceso activo, constructivo y contextualizado en donde la innovación toma un papel relevante en el acto educativo. El estudiante no es un receptor pasivo de información, sino un constructor activo de su propio conocimiento, el aprendizaje es un proceso individual y social, influenciado por las experiencias previas, el contexto cultural y la interacción con otros.

Hoy en día, el Constructivismo ha tenido un impacto profundo en el proceso educativo, promoviendo enfoques pedagógicos centrados en el estudiante, el aprendizaje activo, la colaboración, la resolución de problemas y el desarrollo del pensamiento crítico. Autores como López-Meneses et al. (2020), destacan la vigencia del Constructivismo para fomentar la competencia digital y el aprendizaje autónomo en escenarios educativos contemporáneos. En la sociedad contemporánea, el Constructivismo se relaciona con la necesidad de formar individuos autónomos, creativos, y capaces de aprender a lo largo de la vida, adaptándose a un mundo en constante cambio.

Socioconstructivismo

El Socioconstructivismo es una teoría del aprendizaje que profundiza en la naturaleza social de la construcción del conocimiento, surgió como una evolución clave del Constructivismo a lo largo del siglo XX. Si bien comparte la premisa constructivista de que el aprendizaje es un proceso activo, el Socioconstructivismo, con Lev Vygotsky como su figura central, enfatiza el rol fundamental de la interacción social y la cultura en este proceso.

Vygotsky a través de su teoría sociocultural, argumentó que el desarrollo cognitivo individual es inseparable del contexto social en el que ocurre, destacando conceptos como la Zona de Desarrollo Próximo (ZDP), el andamiaje y la internalización. El aprendizaje no es sólo una construcción individual, sino una co-construcción social mediada por el lenguaje, las herramientas culturales y la interacción con otras personas.

Otros autores que han contribuido al desarrollo y la difusión del Socioconstructivismo son Jerome Bruner, con su énfasis en el aprendizaje como proceso social y cultural, y Michael Cole, quien extendió las ideas de Vygotsky al estudio de la cultura y la cognición. Las ideas principales del Socioconstructivismo se centran en el aprendizaje como un proceso sustancialmente social que toma como referencia el contexto cultural, y que se basa en el lenguaje y las herramientas. El conocimiento se construye a través de la interacción dialógica, la colaboración y la participación en comunidades de práctica.

Investigaciones como la de Romero-Rodríguez et al. (2020), resaltan la aplicación del Socioconstructivismo, demostrando su relevancia para la educación a distancia y la formación en competencias digitales. Trabajos como el de García-Valcárcel Muñoz-Repiso y López-García (2021), exploran el Socioconstructivismo como base para el diseño de estrategias pedagógicas inclusivas que atiendan a la diversidad del alumnado en el aula.

En la educación actual, el Socioconstructivismo es de suma importancia ya que fundamenta pedagogías que promueven el Aprendizaje Colaborativo, el diálogo en el aula, la construcción conjunta del conocimiento y la valoración de la diversidad cultural. Fomenta ambientes de aprendizaje donde los estudiantes aprenden con y de otros, desarrolla habilidades sociales, comunicativas y de pensamiento crítico esenciales para la vida en sociedad; el Socioconstructivismo destaca la importancia de comprender cómo el aprendizaje y el desarrollo individual se entrelazan con la dinámica social y cultural, preparando a los individuos para participar activamente en comunidades de conocimiento y práctica.

Teoría del Aprendizaje Significativo

La Teoría del Aprendizaje Significativo, desarrollada principalmente por David Ausubel a partir de la década de 1960, representa una perspectiva cognitivista en la psicología educativa. Ausubel, junto con autores como Joseph Novak y Helen Hanesian, propuso un modelo que contrasta con el aprendizaje memorístico o repetitivo, enfatizando la importancia de la conexión sustancial y no arbitraria entre la nueva información y la estructura cognitiva preexistente del estudiante. El aprendizaje significativo ocurre cuando el estudiante puede relacionar de manera intencional y consciente los nuevos conocimientos con lo que ya sabe, modificando y enriqueciendo así su estructura cognitiva.

Las ideas principales de la Teoría del Aprendizaje Significativo giran en torno a la existencia de conocimientos previos relevantes en el estudiante, la naturaleza lógica y significativa del material de aprendizaje, y la disposición del estudiante para aprender significativamente. Ausubel distingue entre aprendizaje receptivo y por descubrimiento, y aprendizaje memorístico y significativo, argumentando que ambos tipos de aprendizaje (receptivo y por descubrimiento), pueden ser significativos si se cumplen las condiciones adecuadas. Los conceptos clave incluyen los organizadores anteriores que facilitan la conexión entre lo nuevo y lo viejo, y la diferenciación progresiva, donde las ideas generales se presentan antes que los detalles.

En la educación del siglo XXI, la Teoría del Aprendizaje Significativo sigue siendo relevante, ya que fundamenta prácticas pedagógicas que buscan activar y utilizar los conocimientos previos de los estudiantes, presentar la información de manera organizada y con sentido, fomentar la reflexión y la conexión entre conceptos, y promover la construcción activa del conocimiento. Especialistas como Méndez-Ulrich y Solís-Quiroga (2021), destacan la aplicación del aprendizaje significativo en la educación virtual para mejorar la comprensión y retención de información compleja. Asimismo, estudios como el de Rodríguez-Gómez et al. (2022), exploran la integración del Aprendizaje Significativo con metodologías activas como el Aprendizaje Basado en Problemas (ABP) para potenciar el desarrollo de competencias en estudiantes universitarios.

En esta sociedad caracterizada por la sobrecarga de información y la necesidad de aprendizaje continuo, la Teoría del aprendizaje significativo ofrece un marco sólido para diseñar experiencias educativas efectivas que promuevan la comprensión profunda y la aplicación del conocimiento en contextos reales.

Enfoque por Competencias

El Enfoque por Competencias es un modelo pedagógico que se centra en el desarrollo integral de los estudiantes para que sean capaces de aplicar sus conocimientos, habilidades y actitudes de manera efectiva en contextos reales. Autores como Philippe Perrenoud, con sus trabajos desde la década de 1990, han sido fundamentales en su conceptualización y difusión. Él destaca la necesidad de superar la lógica de la mera transmisión de contenidos y orientar la educación hacia el desarrollo de “competencias para la vida”. Grant Wiggins y Jay McTighe (1998), también influyeron en la adopción de un enfoque basado en la comprensión profunda y la aplicación del conocimiento, alineado con los principios del enfoque por competencias.

El Enfoque por Competencias se centra en la identificación de competencias clave, entendidas como conjuntos integrados de conocimientos, habilidades, actitudes y valores necesarios para desenvolverse exitosamente en diversos ámbitos. Sitúa el énfasis en el aprendizaje situado y contextualizado, la movilización de recursos para resolver problemas complejos, la evaluación auténtica basada en el desempeño y el desarrollo de la autonomía y la capacidad de aprender a aprender. Pretende formar individuos competentes, capaces de saber hacer en situaciones diversas y cambiantes, más allá de la mera acumulación de información.

Investigaciones recientes, como la de González-Argote et al. (2021), exploran la aplicación del enfoque por competencias en la formación universitaria para mejorar la empleabilidad y la conexión con el mundo laboral. Tejada-Fernández y Ruiz-Corbella (2020) analizan la integración de tecnologías digitales en el desarrollo de competencias transversales en la educación superior, destacando el potencial de este enfoque para la innovación pedagógica.

En la educación contemporánea, el Enfoque por Competencias responde a las demandas de una sociedad globalizada y en constante transformación, que requiere individuos versátiles, adaptables y capaces de resolver problemas complejos de manera colaborativa y creativa. Ha sido adoptado en numerosos sistemas educativos a nivel mundial, desde la educación básica hasta la superior, orientando el diseño curricular, las metodologías de enseñanza y los sistemas de evaluación. El Enfoque por Competencias es un marco pedagógico relevante para formar ciudadanos preparados para afrontar los retos del siglo XXI, promoviendo un aprendizaje significativo, relevante y orientado a la acción.

En el diseño e innovación curricular los elementos protagonistas son el alumno, el docente, tiempo histórico, necesidades contextuales y por supuesto los fines de la educación o el modelo de ciudadano que se este buscando, es decir hablar de innovación curricular es entender y responder el ¿qué?, ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿dónde?, ¿por qué? y ¿para qué? de la Educación como sistema estructurante en la formación de los ciudadanos desde el sentido social y la formación de las personas desde el más amplio sentido filosófico, entendiendo que innovación curricular es necesaria, imperante en tanto implica para los sujetos educativos aceptar, comprender, implementar y transformar las condiciones en el contexto para el logro de los objetivos educativos en beneficio de los sujetos mismos.

Estrategias de innovación curricular

  • Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) – Los estudiantes trabajan en proyectos reales o simulados que les permiten aplicar conocimientos y desarrollar habilidades prácticas.
  • Gamificación – Se incorporan elementos de juego en el proceso de enseñanza para motivar el aprendizaje y mejorar la participación.
  • Currículo Flexible y Personalizado – Se adapta el contenido y las metodologías a las necesidades, intereses y ritmos de aprendizaje de los estudiantes.
  • Integración de Tecnología Educativa – Uso de plataformas digitales, inteligencia artificial, realidad aumentada o simulaciones para enriquecer la enseñanza y el aprendizaje.
  • Aprendizaje Basado en Competencias – Se centra en desarrollar habilidades prácticas y conocimientos aplicables a la vida y el mundo laboral, en lugar de solo transmitir información teórica.
  • Educación Interdisciplinaria.-la interrelación de diferentes áreas del conocimiento favorece una visión y comprensión integral del mundo, hoy en día se requiere de todas las áreas de conocimiento logrando un engarce entre disciplinas.
  • Aprendizaje Basado en la Experiencia.- clases experimentales en donde los alumnos vivencien los conocimientos aplicados a los contextos reales, un ejemplo de ello es la aplicación de la metodología de Aprendizaje y Servicio.
  • Evaluación Formativa y Auténtica.- con herramienta de mejora continua, en donde se incluyan métodos de evaluación dinámicos y diversos, rúbrica, portafolio de evidencias, ABP, ABE, APS, Clase Invertida (Flipped Classroom), (ABR o Challenge-Based Learning), Thinking-Based Learning (TBL) o Aprendizaje Basado en el Pensamiento etc.
Autora:
Dra. Rosa María Moreno Medrano
Docente. Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades
Referencias
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  • Cordero, F. Ganga, F. Tejada, J. Hernández, A. (2018). La formación por competencias en la educación superior: alcances y limitaciones desde referentes de México, España y Chile. UANL.https://www.ulagos.cl/wp-content/uploads/2019/04/Formacion-por-competencias-en-la-educacion-superior.pdf
  • Díaz-Barriga, A. (2013). TIC en el trabajo del aula: Impacto en la planeación didáctica. Revista Iberoamericana de Educación Superior, 4(10), 3-21.
  • Díaz Barriga, F. (2020). Currículo escolar: historia y perspectivas. Ediciones Díaz de Santos.
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  • Gimeno Sacristán, J. (2018). El currículum: una reflexión sobre la práctica. Morata.
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  • Méndez-Ulrich, JG y Solís-Quiroga, RE (2021). Aprendizaje significativo en ambientes virtuales: Estrategias para la comprensión y retención de información compleja. Revista de Investigación, Desarrollo e Innovación, 11 (2), 329-344.
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