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Estratificación social: qué es, tipos y características

La estratificación social es la forma en que una sociedad organiza a las personas en niveles jerárquicos desiguales según criterios como riqueza, poder o prestigio. Refleja y mantiene diferencias en el acceso a recursos y oportunidades.

La estratificación social es un sistema que organiza a los individuos y grupos en una estructura jerárquica

¿Qué es la estratificación social?

La estratificación social es un sistema que organiza a los individuos y grupos en una estructura jerárquica, distribuyendo el poder, el prestigio, los recursos y las oportunidades de manera desigual. No se trata de una diferencia inocente entre estilos de vida, sino de una disposición institucionalizada de desigualdad que atraviesa lo económico, lo cultural y lo simbólico. Se presenta como lógica, funcional o meritocrática, pero opera como un sistema de exclusión que marca quién pertenece y quién está condenado a la periferia social.

En este contexto, la Maestría en Intervención Social brinda las herramientas teóricas y prácticas necesarias para analizar estas dinámicas de exclusión y desarrollar estrategias que promuevan la equidad y la transformación social.

Maestría en Intervención Social

Características de la estratificación social

Entre las características de la estratificación social, destacan:

  • Jerarquización: organiza la sociedad en niveles que van de los más privilegiados a los más desfavorecidos.
  • Reproducción estructural: las posiciones sociales se heredan; se transmiten no solo bienes, sino también saberes, contactos y códigos.
  • Movilidad restringida: aunque el sistema promete oportunidades, impone barreras materiales y simbólicas difíciles de traspasar.
  • Legitimación ideológica: se apoya en narrativas de mérito, esfuerzo individual y competencia para justificar sus efectos.

Tipos de estratificación social

Históricamente, han existido varios tipos de estratificación social:

  • Esclavitud: una forma extrema, donde las personas eran propiedad legal de otras.
  • Castas: sistemas cerrados, con jerarquías rígidas y movilidad nula.
  • Estamentos típicos del feudalismo; cada grupo tenía derechos y deberes distintos.
  • Clases sociales: propias de las sociedades capitalistas; se basan en la propiedad de medios de producción y la posición económica.

Ejemplos de estratificación social

La estratificación se manifiesta en la vida cotidiana. En América Latina, los códigos postales siguen definiendo el acceso a salud, educación o seguridad. El color de piel, la escolaridad de los padres o el barrio donde se vive condicionan las posibilidades reales de movilidad.

La desigualdad no se mide solo en cifras: se vive en cuerpos que esperan, caminan más, reciben menos, se silencian o se borran.

Relación entre estratificación económica y desigualdad

La estratificación económica es la dimensión más visible: la concentración de la riqueza y el acceso desigual a bienes materiales. Pero no es la única. Pierre Bourdieu (1986) mostró que el capital cultural —como el modo de hablar, vestir o consumir— no consiste en hábitos o gustos naturales, sino en prácticas aprendidas socialmente; y que el capital simbólico —como el prestigio, el honor o el reconocimiento— constituye una forma de validación social que reproduce el estatus sin necesidad de dinero. Un apellido reconocido, una institución “prestigiosa” o un título profesional pueden valer tanto como una cuenta bancaria, y por ello, funcionan también como mecanismos de dominación.

El sistema escolar, por ejemplo, reproduce las diferencias al presentar como “talento” lo que, en muchos casos, es simplemente herencia cultural.

Desde otro ángulo, Zygmunt Bauman (2005), en Vidas desperdiciadas, introduce una figura poderosa: la de los “residuos humanos”. Se trata de personas que han sido expulsadas del circuito de la producción y el consumo. No son pobres en el sentido clásico; son sujetos que el sistema ya no necesita, y por tanto, no se siente responsable por su existencia. Bauman advierte que la sociedad de consumo produce, inevitablemente, desechos humanos.

Esta idea encuentra eco en Pilar Calveiro (2012), quien desde el análisis latinoamericano, habla de los “prescindibles”: aquellos cuerpos que el Estado no considera valiosos. No solo se les abandona, sino que se los controla, encierra, silencia o incluso extermina, en nombre del orden o la seguridad. Son los pobres, los jóvenes racializados, los migrantes, los cuerpos feminizados, los disidentes.

Slavoj Žižek (2009), en Sobre la violencia, va más allá del cuerpo que recibe el golpe: distingue la violencia sistémica, que se esconde en lo estructural. Es la violencia del desempleo estructural, del acceso desigual a la salud, de los sistemas de justicia clasistas. Es una violencia sin rostro, pero con efectos devastadores, que convierte a miles en invisibles.

¿Qué posibilidad nos brinda la estratificación social?

Desde la teoría funcionalista clásica, se ha argumentado que la estratificación social es necesaria para que la sociedad funcione bien. Según esta perspectiva, no todas las tareas son iguales: algunas requieren más esfuerzo, formación o responsabilidad que otras. Por eso, se dice que es justo —e incluso útil— que existan recompensas diferentes, como el salario, el prestigio o el poder.

En este enfoque, la desigualdad no es vista como un problema, sino como una forma de motivar a las personas a prepararse y competir por los roles más importantes. Si alguien está en la cima de la estructura social, es porque “lo merece”; porque compitió y ganó en un sistema que se supone abierto y equitativo.

Así, la estratificación se presenta como un premio al mérito, cuando muchas veces no es más que la confirmación del privilegio.

La estratificación social no organiza, excluye. Promete ascenso, pero construye techos de cristal para unos y suelos pegajosos para otros.

¿Por qué surge una división desigual de clases sociales?

La desigualdad entre clases sociales no es casual ni reciente. Surge de la acumulación histórica de riqueza y poder, de procesos coloniales, de decisiones políticas y de sistemas culturales que justifican la dominación.

Se sostiene mediante:

  • Concentración de poder y recursos.
  • Narrativas de meritocracia y sacrificio.
  • Violencias institucionales y simbólicas.

Conclusión

La estratificación social no es una condición inevitable. Es una estructura que beneficia a unos pocos y sacrifica a la mayoría. Autores como Bourdieu, Bauman, Calveiro y Žižek nos enseñan que detrás de las cifras de desigualdad hay cuerpos concretos que sufren exclusión, desprecio y olvido.

En tiempos donde la eficiencia vale más que la vida, reflexionar sobre quiénes son los “residuos” o los “prescindibles” no es solo un ejercicio académico: es un imperativo ético y político.

Autor:
Dra. Norma Saldívar Hadad
Coordinadora Académica de la Maestría en Intervención Social

Referencias

  • Bauman, Z. (2005). Vidas desperdiciadas: La modernidad y sus parias. Paidós.
  • Bourdieu, P. (1986). The forms of capital. En J. G. Richardson (Ed.), Handbook of theory and research for the sociology of education (pp. 241–258). Greenwood Press.
  • Calveiro, P. (2012). Violencias de Estado: La guerra antiterrorista y la guerra contra el crimen como medios de control global. Siglo XXI Editores.
  • Žižek, S. (2009). Sobre la violencia: Seis reflexiones marginales. Paidós.

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