El método Willems considera que para aprender música, debe seguirse el mismo proceso que con la lengua materna.
El método Willems es una metodología para la enseñanza de la música que parte de la premisa que esta debe hacerse desde una visión integral, teniendo en cuenta tanto la parte psicológica y afectiva como la sensorial. Para ello, considera que el aprendizaje musical debe seguir el mismo proceso que el de la lengua materna.
El método Willems se utiliza principalmente en edades tempranas, ya que es una pedagogía que encaja muy bien con las particularidades y necesidades de los niños más pequeños. Conocer sus características, así como las de otras metodologías musicales, es una de las cuestiones incluidas en la Maestría en Educación Musical de UNIR México.
Claves de la pedagogía Willems
Edgar Willems (1890 Lanaken, Bélgica—1978 Ginebra, Suiza) fue un pedagogo y músico que ideó una nueva metodología para la enseñanza de la música denominada el método Willems. Parte de la base que la música debe aprenderse siguiendo procedimientos parecidos al de la lengua materna; es decir, el niño entra en contacto con ella a través de sus progenitores, después pasa a imitarlos y repetir lo que dicen, más tarde es capaz de pronunciar palabras y construir frases y, por último, aprender a leer y escribir. Al igual que ocurre con la lengua materna, la impregnación debe ser una fase anterior fundamental a la práctica y la conciencia.
Willems fue pionero en plantear la formación musical de modo integral y relacionándola con otros aspectos del ser humano. Por eso, su aportación pedagógica debe realizarse desde una perspectiva multidisciplinar que incluye también el nivel psicológico, humanista y filosófico.
Entre sus claves y/o principios básicos destacan:
- Conseguir que los niños amen la música y entren en contacto con ella de forma divertida.
- Buscar el desarrollo de la persona a nivel afectivo, sensorial y mental, ya que, a su vez, considera que el oído humano tiene estas tres cualidades. Por eso considera que para aprender música es necesario desarrollar y estimular estas tres facetas que, además, están interrelacionadas entre sí.
- Ofrecer la posibilidad de aprender música a todos los niños.
- Utilizar el juego para descubrir diferentes ritmos.
- Da más importancia al valor psicólogico y afectivo de la música que a la perfección formal.
- Participación activa de los menores, yendo de lo concreto a lo abstracto.
El método Willems y actividades para niños
La pedagogía Willems toma la audición como punto de partida para aprender música, ya que con ella se puede “despertar” el oído musical. Pero no lo hace desde una concepción clásica, sino diferenciando tres tipos: sensorial (cómo se reacciona ante el sonido), mental (armonía, polifonía) y afectiva (la melodía). Además, hay que tener en cuenta que:
- Las actividades deben ser motivadoras, divertidas, diversas y primar el juego (relacionado con cuestiones musicales).
- Prevalece el uso de elementos naturales y se prescinde de aquellos que puedan distraer, como juguetes.
- Libertad plena de los niños para que puedan desarrollar su imaginación y creatividad.
- Cada sesión se entenderá como un proceso en el que el alumno, poco a poco, va desarrollando su oído y sensibilidad auditiva.
- El canto es la base para el aprendizaje de un instrumento, ya que contribuye a entender las notas, las melodías, las partituras… Cuanto más interiorizada esté la música, más fácil será después poder interpretarla.
Ejemplo de sesión Willems
La sesión habitual con niños siguiendo el método Willems es la siguiente:
- Audición: una parte muy importante en la que se realizan las actividades que requieren de mayor concentración, ya que los niños son más receptivos. Se plantean actividades que van dirigidas a desarrollar la concentración y en las que se seguirá el orden de escuchar, reconocer y reproducir, como por ejemplo tapar los ojos con un pañuelo para señalar la procedencia de un sonido.
- Ritmo: entra en juego el movimiento corporal, que supone más actividad. De este modo, se desarrolla la concentración, la atención y la precisión al coordinar los movimientos con los ritmos que se escuchan. Los primeros ejercicios serán de improvisación libre junto a percusión corporal, como por ejemplo que el profesor realice patrones golpeando la mesa y el alumnado lo repita de forma intuitiva, sin contemplar su métrica.
- Canciones: son el centro de la sesión y en ellas se conjuga todo lo trabajado con anterioridad: el ritmo, la melodía y la armonía. La selección de las canciones es muy importante. Por ejemplo, para los niños más pequeños se deben emplear canciones de dos a cinco notas.
- Movimiento: se deja para el final porque requiere menos concentración y esfuerzo físico. Mejor optar por movimientos naturales, con música grabada o improvisada en directo y en la que tienen cabida autores clásicos.