Método Orff: claves y características

La pedagogía musical engloba el proceso de enseñanza-aprendizaje relacionado con la música y las personas. Desde el ámbito educativo, los docentes disponen de varias metodologías con las que favorecer el desarrollo del alumnado. Una de ellas, es el método Orff, el cual se centra en la voz, el cuerpo, el uso de instrumentos y el baile folklórico como punto de partida en el aprendizaje de la música, evolucionando desde ahí hacia la parte cognitiva de la misma.

El precursor de este método fue Carl Orff, un compositor y pedagogo alemán que diseñó en 1930 un método de enseñanza de la música con el que se obtuvieron buenos resultados en los estudiantes. Dicha metodología sigue utilizándose en la actualidad.

El método Orff consiste en el aprendizaje y enseñanza de la música mediante el uso de la voz, el cuerpo y el baile, realizando una serie de actividades motivadoras y que fomentan la participación y experimentación del alumnado para trabajar diferentes aspectos de la música (ritmo, armonía, melodía, timbre, forma y dinámica).

Los aspectos fundamentales que caracterizan esta metodología son:

• Es un método eminentemente práctico que va desde lo más simple hasta el conocimiento complejo de la música, aprovechando la actividad y uso de la voz, así como los instrumentos, para ampliar los conocimientos previos que ya posee el alumnado. En él prima la participación activa de los estudiantes.
• Fomenta la creatividad y da gran importancia al proceso mediante el cual se desarrolla el conocimiento y a la experimentación como medio de aprendizaje. También se realizan representaciones de lo aprendido, pero no es la única parte que importa en este método.
• Desarrolla el autoconocimiento mediante el aprendizaje de la música, dando relevancia al alumnado y su desarrollo, al tiempo que a la música y su aprendizaje.
• Mejora la competencia lingüística, así como favorece la expresión de los estudiantes.
• Fomenta el respeto y valores presentes en la vida en sociedad.
• Utiliza instrumentos musicales presentes en la cultura del alumnado y de uso sencillo, como el tambor o la flauta.

¿Cómo aplicar el método Orff?

Para poner en práctica esta metodología existen diversas actividades que se pueden utilizar con los niños. Algunas de ellas son:

• Marcar el ritmo con movimiento: algunos alumnos disponen de instrumentos como el xilófono, el triángulo etc. y de forma gradual comienzan a tocar: primero el xilófono, un par de tiempos después le sigue el siguiente instrumento… Cuando todos los instrumentos están sonando, el resto del aula realiza movimientos como giros, pasos o chasquidos con los dedos de las manos para seguir el ritmo marcado por los primeros alumnos.
• Canto y música: utilizando una canción popular, realizar la música con el cuerpo al tiempo que se canta la canción.
• Progresión hacia la canción: comienza conociendo la letra y el ritmo de una canción, utilizando solo el cuerpo y la voz la reproducen, después continúan trabajando ese ritmo (mediante la utilización del cuerpo humano para producir sonidos) con la canción sonando de fondo. Una vez trabajada así se incluyen instrumentos básicos para representarla.
• Historia sonora: se divide el aula en varios grupos —cada uno con un instrumento diferente— y se relaciona cada instrumento con una palabra concreta de las que aparecerán en la historia. Después, se narra la historia y el alumnado debe hacer sonar su instrumento en el momento correcto y todos al mismo ritmo.

Para obtener los beneficios del método Orff, al igual que sucede con otras metodologías, es importante que el profesorado tenga una buena formación al respecto, conociendo las características y forma de trabajo de aquella metodología que quiera utilizar. Formaciones como la Maestría en Educación Musical son algunas de las que amplían el conocimiento de los docentes en cuanto al ámbito de la música en educación y que favorecerá este proceso de enseñanza-aprendizaje.