El déficit de atención es un trastorno neuroconductual que provoca desórdenes en el comportamiento derivados de una falta de atención apropiada y/o hiperactividad e impulsividad.
¿Hiperactividad, falta de concentración o impulsividad? Generalmente, estos síntomas se pueden asociar con comportamientos normales en los niños, pero muchas veces en realidad son características que presentan las personas que padecen un trastorno por déficit de atención.
Esta patología que normalmente se conoce como trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es un trastorno mental que puede afectar al aprendizaje, la conducta y al desarrollo —generalmente de los niños— y provoca una combinación de problemas recurrentes como dificultad para prestar atención, concentrarse, estarse quietos y controlar las conductas impulsivas.
El déficit de atención es uno de los trastornos del neurodesarrollo más común en la etapa infantil, fase donde aparecen los primeros síntomas y se suele realizar su diagnóstico. Esta condición médica que aparece más frecuentemente en niños que en niñas, no tiene cura, pero se puede controlar eficazmente y, con el tratamiento adecuado, algunos síntomas disminuyen a medida que se crece.
En México, según la Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica el 6 % de la población de entre 6 y 16 años padecen este trastorno por déficit de atención e hiperactividad, lo que representa un millón 600 mil menores, de los cuáles solo el 8 % está diagnosticado y tratado. Estas cifras lo revelan como un problema de salud pública.
Síntomas del déficit de atención y tipologías
Existe una amplia variedad de síntomas y conductas que en muchos casos disminuyen a medida que se envejece; pero, en la mayor parte de los casos, los demás síntomas persistentes pueden interferir en la vida diaria.
Generalmente, los síntomas asociados al déficit de atención comienzan antes de los 12 años de edad y, en algunos niños, se notan ya a partir de los 3 años, por lo que es vital conocer las principales características asociadas a esta patología, bien sea para comenzar un proceso de tratamiento o descartar que se trate de una conducta propia de la edad.
Las personas menores o adultas con trastorno de déficit de atención presentan diversos síntomas agrupados en tres grandes tipologías, según predomine la falta de atención, la hiperactividad o la impulsividad:
Falta de atención:
- Problema para prestar atención a detalles, cometiendo errores por descuido en la escuela o ámbito laboral.
- Incapacidad para mantener la atención durante largos períodos de tiempo para hacer tareas, preparar informes, rellenar formularios o prepararse para pruebas.
- Dificultad para escuchar con atención cuando se le habla directamente.
- Imposibilidad de seguir instrucciones o terminar tareas asignadas.
- Inhabilidad para administrar el tiempo.
- Facilidad para perder objetos personales.
- Problemas con las actividades diarias como asistir a citas, pagar facturas o recordar cumpleaños.
Hiperactividad:
- Excesiva energía en el habla y el movimiento corporal.
- Inquietud extrema que dificulta el permanecer sentado durante períodos prolongados.
- Imposibilidad de dejar quietas las manos o los pies o de retorcerse en el asiento.
- Dificultad para participar tranquilamente en actividades.
- Hablar excesivamente.
- Problemas para realizar una tarea o hacer varias a la vez.
- Temperamento cambiante e irascible.
Impulsividad:
- Problemas para establecer prioridades.
- Dificultad para administrar ordenadamente el tiempo.
- Ofrecer respuestas antes de que se formulen por completo las preguntas.
- Dificultad para esperar turno sea para hablar o en una fila.
- Interrumpir o entrometerse.
- Falta de autocontrol.
- Levantarse o hablar cuando se espera que no lo haga.
Causas del déficit de atención
Como sucede en muchos otros trastornos, se desconoce qué causa el trastorno de déficit de atención, pero sí existen diversos factores asociados al desarrollo de esta condición médica y uno de ellos es la genética.
Además, se investigan otras causas que podrían aumentar el riesgo de desarrollar esta afección como:
- Entornos ambientales donde se esté expuesto a metales como el plomo.
- Lesiones cerebrales.
- Partos prematuros.
- Consumo de alcohol, tabaco o drogas durante el embarazo
- Bajo peso al nacer.
- Parientes cercanos con este trastorno u otra patología de salud mental.
¿Cómo abordar o tratar el déficit de atención?
El primer paso para determinar que una persona sufre esta condición es acudir a un profesional de la salud, el cual determinará, analizando diversos factores médicos, así como el comportamiento que la persona tiene en sus ámbitos sociales, familiares y escolares, que los síntomas corresponden con el trastorno por déficit de atención.
Una vez conocido el diagnóstico es importante saber que se trata de un padecimiento que se puede tratar con éxito mediante tratamientos que combinan terapia y medicamentos, así como el trabajo estrecho, en el caso de los menores, con todas las personas involucradas en la vida del niño (terapeutas, maestros, y otros miembros de la familia).
Psicoterapia
Un pilar esencial para el tratamiento de las personas con este trastorno es el tratamiento psicológico, dentro de los que destaca la terapia conductual. Este método junto al uso de medicamentos permite una evolución más rápida del paciente.
El tratamiento psicoterapéutico se ocupa de los aspectos cognitivos, emocionales, sociales y conductuales, con los que busca mejorar los comportamientos disfuncionales, y reformar áreas deficitarias, a la vez que entrenar a la persona en habilidades para funcionar en su día a día.
Medicamentos
Los medicamentos que se usan y recetan con más frecuencia son los estimulantes, como el metilfenidato. Estos elevan y permiten equilibrar los niveles de neurotransmisores en el cerebro y así mejorar los signos y síntomas relacionados a la falta de atención e hiperactividad. Además, se emplean otras alternativas como los fármacos no estimulantes, entre los que destaca la atomoxetina.
Intervención escolar
El apoyo escolar es otro elemento esencial para este tipo de trastorno de déficit de atención. En el caso de menores, se debe informar al colegio del diagnóstico para que puedan tomar las medidas que ayuden al alumno a adaptarse al sistema escolar, reduciendo así los efectos negativos del trastorno en su aprendizaje y competencia académica
Para esto, es fundamental que se cuente con protocolos de actuación donde se incluyan a profesionales que posean formación especializada con la que atender al estudiantado con necesidades educativas especiales. Estas competencias con las que desarrollar estrategias educativas adaptadas al alumno las puede adquirir un educador a través de una Maestría en Atención a las Necesidades Educativas del Desarrollo como la que ofrece UNIR México.
Ayuda familiar
Igualmente importante es el apoyo familiar. Los padres deben implicarse en el hogar y trabajar de forma conjunta con los médicos y el centro escolar.
Proporcionar además una dieta adecuada y brindarle un entorno estructurado con reglas claras de conducta facilitadas por especialistas ayudará a controlar ciertas conductas.
Hacer frente al cuidado de una persona con trastorno de déficit de atención puede ser una tarea difícil, pero si se aborda a tiempo y se cuenta con la ayuda de especialistas médicos y profesionales de la educación con estudios especializados para dar respuesta a las necesidades de estos menores el camino a recorrer será más fácil para todos.