Un buen liderazgo político incluye habilidades como la credibilidad, la coherencia y la empatía, así como saber gestionar y tomar decisiones en momentos de crisis.
Usualmente el liderazgo político se asocia con la capacidad que tiene una persona de mandar sobre otros y lograr que estos cumplan lo que ese líder pretende; sin embargo, no es un tema de imposiciones entre gobernantes y seguidores, sino la capacidad que tiene un político —con determinadas cualidades— de conducir una nación o entidad política a través de su capacidad de influencia, las propuestas que aporta y las decisiones coherentes que tome.
En este sentido, según el sociólogo alemán Max Weber, un líder es el responsable de guiar a otras personas por el camino correcto para conseguir objetivos específicos o metas que comparten. Es por esto que el liderazgo es imprescindible en la sociedad, y más aún en tiempos de crisis donde surge la necesidad de un “nuevo liderazgo”, centrado en que el líder actúe como tal y no como un mero gestor. Es necesario que sea capaz de conectar y comunicarse con sus seguidores buscando orientarlos, movilizarlos y hacerles sentir que tienen el poder para conseguir sus metas.
Cualidades del liderazgo político
Para ser un buen líder no es necesaria ninguna preparación específica, pero sí hay que cualidades imprescindibles para tener éxito político y ejercerlo con liderazgo, y es que, políticos con cargo públicos o institucionales hay muchos, pero figuras capaces de ejercer un liderazgo político real, pocos.
Por lo tanto, para convertirse en el candidato ideal es necesario tener o desarrollar estas 10 cualidades:
Credibilidad
En momentos donde la política tiene cada vez peor fama, y en que la información y desinformación van a la velocidad de un clic, esta cualidad es fundamental para ejercer un liderazgo firme. Para esto se debe, no solo trabajar y tener un compromiso con la sociedad, sino ser coherente con lo que se hace y proyecta. Solo gracias a la credibilidad se puede superar el descrédito de la política actual y un ejemplo de esto fue la figura de Barack Obama quien con su frase “Yes We can” consiguió ganarse la confianza del pueblo que lo premió dos veces con la presidencia de los Estados Unidos de América.
Honestidad
El líder político debe ser honesto con sus votantes. Al final la ciudadanía valora saber la verdad y que no le escondan cosas que, más tarde o más temprano, acabarán sabiendo. La reciente pandemia de la COVID-19 ha dejado en evidencia la falta de honestidad de muchos mandatarios y políticos al momento de comunicarse con sus ciudadanos y también la necesidad de ser honrados y manejar con transparencia los recursos.
Capacidad de comunicación
Un buen político puede contar con excelentes asesores en comunicación que le ayuden a construir sus mensajes, pero un líder debe tener o desarrollar excelentes dotes comunicativas para hacer llegar sus ideas y sus proyectos con su propio estilo. No se trata solo de ofrecer datos e ideas; el político debe ser capaz de conectar con la ciudadanía, siendo transparente, transmitiendo sus emociones y manteniendo una coherencia entre lo que dice y lo que ha hecho (y hará) en su trayectoria política, personal y profesional.
Ser coherente con los valores
Parte de la responsabilidad de un cargo político es saber enfrentarse a los cambios y desafíos; eso sí, sin dejarse en el camino todo aquello que debe ser la base de su proyecto político y personal: sus valores. Los ciudadanos necesitan estar seguros de que al frente de las entidades y los gobiernos hay personas que creen en lo que hacen, y que trabajarán para construir esa sociedad que tanto desean.
Tener entusiasmo
Este valor deja huella y se refleja en todo lo que se hace, notándose en el día a día y, por supuesto, en los resultados finales. Cada día más se necesitan figuras que sientan pasión por lo que hacen como políticos y que brinden con entusiasmo un servicio público que mejore la calidad de vida de las personas que van a gobernar.
Empatía
Uno de los valores más complicados de definir, pero que es vital en un momento en el que muchos gobernantes se encierran en sus despachos y desconectan de la realidad, entre cientos de asesores y adulaciones. Por eso, un líder político que sea cercano, que conozca los problemas de sus conciudadanos y muestre empatía hacia ellos tendrá muchos puntos a su favor para reforzar su liderazgo político.
Firmeza
Bien entendida es necesaria en momentos de crisis y para tomar decisiones trascendentales, lo cual no debe llegar a convertirse en autoritarismo.
Humildad
Todo el mundo se equivoca y esto no es en sí un problema. Por eso hay que aprender, reconocer y corregir los errores y, para eso, es necesario que un líder sea humilde.
Ser persuasivo
Tener la capacidad de marcar el ritmo de un proyecto de futuro y hacer que otros lo sigan y estén convencidos del objetivo y del camino para alcanzarlo, eso es persuasión
Capacidad de trabajar en equipo
Saber trabajar en equipo, delegando funciones a otros para obtener mejores resultados y poder centrarse en otras tareas, no debe ser considerado una pérdida de poder, sino que es un rasgo que define a un líder.
Un buen líder sabe que no es experto en todos los campos y por eso busca rodearse de los mejores de cada sector. Ser parte del cambio dentro del equipo, donde se crean y difunden las ideas y mensajes es posible con estudios como la Maestría en Comunicación y Marketing Político de UNIR México. Con esta especialidad se aprende a diseñar planes estratégicos de comunicación y marketing —en las áreas políticas, electorales e institucionales— aplicando los métodos, técnicas y herramientas más apropiadas y actuales para conseguir éxito.
Gracias a esta maestría se podrá ser parte del equipo de un líder político o colaborar con entidades como: instituciones públicas, partidos políticos, sindicatos, empresas de consultoría y asesoría política e institucional, agencias de comunicación y marketing político, gabinetes de comunicación… desde campos y puestos como el de director de relaciones con los medios, jefe de gabinete o de prensa, portavoz, asesor de imagen y comunicación, analista político e institucional, analista de estudios de opinión pública, consultor de marketing y comunicación política, entre muchas otras posiciones.
Ejemplos de buen liderazgo
Existen gobernantes que han sido y serán recordados por haber sido grandes líderes, cambiando formas de pensar y actuar, e incluso han sentado las bases de la política actual de muchos países.
- Nelson Mandela. Sin lugar a dudas un excelente ejemplo de líder. Un personaje que siempre defendió sus ideas, a pesar de que fueron las que lo mantuvieron casi 30 años en prisión. Pero fue su pasión, y persistencia a esas mismas ideas, las que lo llevaron a liderar su país y a través de una organización donde el Apartheid fue dejado de lado. Destacó, tras su salida de la cárcel, por ser capaz de no enfrentarse ni buscar venganza contra los hombres que lo condenaron duramente.
- Martin Luther King. Fue otro personaje que luchó de manera pacifista por los derechos de las poblaciones negras en todo el mundo. En 1963, pronunció su famoso discurso del que salió la frase “I have a dream”; aquel día pedía libertad, paz e igualdad ante la justicia para las personas —fueran negras o blancas— una lucha que aun hoy en día se disputa.
- Mahatma Gandhi. El líder hindú defendió la paz entre hindúes y musulmanes en la India, y creó una doctrina basada en la no violencia y el respeto por todos. Murió en 1948 asesinado defendiendo sus ideales y viendo a India alcanzar la deseada y peleada independencia.
México tampoco ha escapado a la influencia de figuras como Miguel Hidalgo, el padre de la patria, Lázaro Cárdenas, el defensor de la Revolución y Benito Juárez, el reformador del Estado que, con sus aciertos y errores, marcaron el devenir del México actual.
Teniendo claro que es el liderazgo, se debe hacer énfasis en que el verdadero liderazgo político es el que sabe navegar en tiempos de crisis, el que es resiliente para adaptarse a los cambios y adversidades, pero, sobre todo, el que sabe tomar decisiones en tiempos difíciles. Y, para esto, siempre van a ser necesarias figuras especializadas y con una buena formación que acompañen a los líderes en su camino.