Las motivaciones externas e internas en el aula favorecen el aprendizaje y permiten al alumno superarse.
Es esencial conocer las causas por las que existe un bajo rendimiento escolar para lograr que los alumnos se impliquen, estén motivados y avancen en su aprendizaje.
Gracias a la Neuroeducación, los docentes comprenden la realidad de sus aulas y adquieren las herramientas necesarias para despertar el deseo de aprender y los estados motivacionales de sus alumnos.
En la Maestría en Aprendizaje, Cognición y Desarrollo Educativo de UNIR México te contamos por qué las motivaciones son fundamentales para lograr un aprendizaje óptimo.
¿Qué es la motivación y emoción en el aula?
La motivación es el motor de la conducta y está estrechamente relacionada y vinculada con el aprendizaje.
Es un proceso neurobiológico, cognitivo y emocional que nos impulsa a poner en acción un patrón de respuestas para realizar una tarea.
¿Qué factores influyen en la motivación?
Distinguiremos entre la motivación extrínseca e intrínseca, dado que existen variables tanto externas como emocionales. Todas ellas, participan de forma activa en el aprendizaje y en la motivación del alumno por superarse.
- Las motivaciones externas o extrínsecas hacen referencia a las recompensas que esperamos obtener al conseguir un logro, como finalizar una tarea. En el caso de un alumno puede ser un premio, las calificaciones académicas o evitar ser castigado si los resultados no son lo esperado. El feedback que reciba del exterior afectará en la perseverancia y la conducta del alumno.
- Las motivaciones intrínsecas o internas se vinculan a las emociones. Es el deseo del alumno por lograr el objetivo demostrando ser competente, eficaz y resolutivo. Las emociones son un motor activo en el aprendizaje, tanto si hablamos de emociones negativas (estrés, miedo al fracaso) como de emociones positivas (confianza, satisfacción y auto eficiencia)
¿Qué debe potenciarse para lograr alumnos motivados?
El objetivo es conseguir alumnos competentes. Para ello, la escuela debe potenciar que los alumnos tengan metas claras y objetivos medibles.
De esta forma, la motivación será intrínseca atribuyendo el éxito al esfuerzo, donde se podría valorar las competencias de las distintas tareas superadas y, de esa forma, reflexionar sobre sus estrategias y métodos de aprendizaje, lo que permitirá cambiarlas para mejorar su rendimiento.
Es fundamental trabajar a su vez las emociones positivas. Los profesores deben potenciar la actitud positiva y responsable ante el estudio, guiando a sus alumnos y personalizando su aprendizaje, siempre y cuando sea posible.
Es fundamental que las actividades y tareas se planteen de acuerdo con su evolución, competencias e intereses. No todos los alumnos avanzan al mismo ritmo ni tienen las mismas competencias, por lo que enfatizar sus puntos fuertes y reforzar los débiles ayudará a su desarrollo y motivación.
Despertar la curiosidad
En la mayoría de las ocasiones, la falta de motivación se traduce en la falta de atención del alumno en el aula; no parece interesarle lo que se le explica. Y sin atención no hay aprendizaje.
Una estrategia para captar la atención del alumno y despertar su curiosidad es que las tareas propuestas por el profesor sean distintas y novedosas.
Neuropsicología aplicada a la educación
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