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Dificultades de aprendizaje en el aula de Infantil (entre 0 y 6 años)

En UNIR México abordamos los principales problemas y dificultades de aprendizaje en infantil así como las principales causas y formas de detección.

Dificultades de aprendizaje en el aula de Infantil (entre 0 y 6 años)

En UNIR México abordamos los principales problemas y dificultades de aprendizaje infantil, las principales causas y formas de detección.

No todos los niños tienen el mismo ritmo de desarrollo cognitivo y madurativo. Sin embargo, es muy habitual que nos encontremos -ya en el ciclo de Infantil- con alumnos con claras dificultades en el aprendizaje. Si estas dificultades no se detectan y atienden desde el aula, podrían afectar en un futuro al aprendizaje y al rendimiento escolar.

Los tipos de problemas de aprendizaje más frecuentes entre los 0 y 6 años se suelen presentar en áreas como el desarrollo del lenguaje, la coordinación motora o la orientación espacio-temporal, entre otras. Estas dificultades no tienen por qué ser signo inequívoco de necesidades especiales en el alumno. No obstante, es necesario que el profesor estimule y trabaje el desarrollo de las competencias del niño como medida preventiva de posibles trastornos del aprendizaje futuros, para mejorar su autoestima y evitar que se desmotive ante el estudio.

Dificultades que encontramos en el aula de infantil

1- Falta de autonomía

Uno de los problemas más habituales con los que se topa el profesor en el primer año del segundo ciclo de Infantil es la escasa o nula autonomía de muchos de sus alumnos. Son niños que con tres años todavía no saben ir al baño solos, calzarse, ponerse el abrigo o recoger los materiales de clase. Normalmente esta inmadurez se debe a tres razones:

El niño no ha acudido durante los años anteriores a un jardín de infancia, donde los cuidadores hacen especial hincapié en enseñar a los pequeños a ser autónomos y prepararles para asumir las rutinas escolares.

–Sus padres o cuidadores (a veces sobreprotectores, a veces demasiado diligentes), no le han inculcado los hábitos básicos para su desarrollo personal, como comer y vestirse por sí mismo o dormir solo; o no delegan en el niño unas mínimas responsabilidades dentro de las tareas del hogar (recoger los juguetes, preparar la mesa antes de comer…) que le harán “sentir mayor”.

–O, sencillamente, es el niño el que no quiere abandonar el rol de bebé o no ha alcanzado la madurez suficiente para ello.

2- Dificultades para expresarse verbalmente

Aunque los bebés experimentan una etapa prelingüística, la adquisición del lenguaje propiamente dicha se sitúa en torno entre los 2 y 3 años, cuando el niño empieza a construir oraciones, busca la interacción verbal y comienza a expresar sus gustos y pensamientos. Por ese motivo, los problemas de desarrollo lingüístico de un niño suelen hacerse evidentes a partir de la segunda etapa de la Educación Infantil.

Los signos de alerta, en líneas generales, son:

–Un vocabulario demasiado pobre.

–Falta de comprensión de las instrucciones del profesor.

Mala pronunciación de determinados fonemas.

–La formulación desordenada de las oraciones.

–Utiliza el lenguaje telegráfico o no sabe asociar las palabras con los objetos que se le nombra.

Ante la detección de alguna de estas dificultades en el lenguaje en un alumno es aconsejable previamente se le realice una evaluación médica, tanto oftalmológica como auditiva.

3- Problemas de motricidad

Hablamos de dificultades motoras no solo cuando el niño se retrasa a la hora de empezar a caminar, también cuando muestran problemas de coordinación en edades más avanzadas. Un ejemplo sería el alumno que superada, la edad de 4 años, se muestra torpe a la hora de saltar, correr, subir y bajar escaleras, dar patadas al balón o montar en el triciclo.

En ocasiones el motivo se puede deber a un retraso madurativo en el niño, debido, a su vez, por una falta de estimulación. Los padres, por miedo a que su hijo se haga daño o por falta de tiempo, no le han animado a desarrollar actividades físicas (correr, trepar, jugar en los columpios o practicar algún deporte). No obstante, en estos casos se recomienda evaluar también la posibilidad de que el niño padezca algún problema de coordinación y percepción visomotora que le impidan un desarrollo motor adecuado.

Además de la descoordinación, también es frecuente en estas edades que los niños no muestren buenas destrezas en la motricidad fina: dificultades para “hacer la pinza” con los dedos (básico para la futura escritura), moldear plastilina por la falta de fuerza manual y tono muscular en las manos.

4- El esquema corporal y la orientación espacio-temporal

Los problemas del niño para identificar las partes de su cuerpo y componer una imagen global de sí mismo puede ocasionalmente ser síntoma de un retraso en su maduración neurológica y/o evidenciar también problemas de integración perceptiva.

Tanto en la escuela como en casa es fundamental facilitar que el niño a que se reconozca en un espejo y poco a poco que sepa señalar las partes de su cuerpo y reconocerlas en los demás. No hay que olvidar que una mala integración de la imagen corporal suele derivar en problemas de orientación espacial y en el aprendizaje de conceptos como “aquí y allí” o “cerca y lejos”

5- Dificultades en el aprendizaje de las Matemáticas

Que las Matemáticas son una de las asignaturas más temidas por los alumnos es un hecho constatado. Y es que, a veces, el cerebro del alumno no está preparado neurológicamente para el desarrollo de las competencias que requiere el pensamiento matemático: abstracción, atención y ejecución

Los primeros indicios de dificultades en competencias matemáticas en niños entre los 3 y 6 años comienzan con la asociación de los números a sus grafías y el conteo. Una vez aprendidas estas tareas, otros signos muy comunes son los problemas para seguir las secuencias numéricas del alumno, el razonamiento matemático o el aprendizaje del concepto cantidad (añadir elementos, quitar elementos, repartir…), es decir, las destrezas claves para desarrollar habilidades de cálculo en el futuro.

Para concluir: la adquisición de destrezas matemáticas, así como las lingüísticas, responde a un aprendizaje pautado y acumulativo en los niños a edades tempranas. Por tanto, es prioritario que desde la escuela infantil se detecten las dificultades o problemas de aprendizaje que puedan manifestar los alumnos para una pronta intervención y su futura adaptación al ciclo de primaria.

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