El envejecimiento activo es el proceso de optimizar las oportunidades de salud, participación y seguridad a lo largo de la vejez, con el fin de mejorar la calidad de vida de las personas mayores. Se centra en mantener la autonomía, la integración social y el bienestar físico y mental.

A medida que la esperanza de vida crece, las sociedades de todo el mundo enfrentan un desafío común: cómo vivir más años con salud, propósito y sentido de comunidad. No basta con llegar a edades avanzadas; lo verdaderamente importante es hacerlo con bienestar y plenitud. De esta necesidad surge un concepto central para las ciencias sociales y la salud pública: el envejecimiento activo.
Lejos de los estereotipos que asocian la vejez con el retiro o la pasividad, el envejecimiento activo propone una nueva mirada: las personas mayores no son receptores pasivos de cuidado, sino protagonistas de su propio bienestar, capaces de contribuir con su experiencia, su tiempo y su sabiduría al desarrollo de la sociedad.
Hablar de envejecimiento activo es hablar de inclusión, equidad y dignidad, pero también de comunidad y acompañamiento.
Una vida con propósito: qué significa envejecer activamente
El término envejecimiento activo fue introducido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) a comienzos del siglo XXI y se define como el proceso de optimizar las oportunidades de salud, participación y seguridad para mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen (OMS, 2002).
Envejecer activamente no se limita a conservar buena salud física; también implica mantener el interés por aprender, seguir participando en la vida social y sentirse parte de algo mayor.
Por ejemplo, un adulto mayor que participa en talleres de arte, que enseña a leer a jóvenes en su comunidad o que aprende a usar nuevas tecnologías, no solo está ocupando su tiempo: está fortaleciendo su autoestima, su sentido de utilidad y su red afectiva.
En otras palabras, no se trata solo de añadir años a la vida, sino vida a los años.
Las raíces del concepto: ciencia y bienestar
El envejecimiento activo tiene una sólida base en la investigación. El modelo del “envejecimiento exitoso” de Rowe y Kahn (1997) propone tres pilares esenciales:
- Una baja probabilidad de enfermedad y discapacidad.
- Un funcionamiento físico y mental alto
- Un compromiso con la vida
Este modelo rompió con la visión fatalista del envejecimiento poblacional, mostrando que la vejez puede ser una etapa de creatividad, participación y aprendizaje continuo.
Por su parte, la Teoría de la Actividad (Havighurst, 1961) sostiene que las personas mayores se sienten más satisfechas cuando mantienen roles significativos: cuidar un jardín, participar en un club de lectura o enseñar a otros. Cuando se mantienen estos lazos, la salud mental y emocional florece.
Los pilares del envejecimiento activo
La OMS (2015) propone cuatro pilares para garantizar un envejecimiento digno, activo y saludable:
- Salud: promover la prevención, el autocuidado y el acceso equitativo a los servicios médicos.
- Participación: fomentar el voluntariado, la educación permanente y la vida cultural.
- Seguridad: garantizar entornos seguros, tanto físicos como económicos y sociales, para mantener la independencia.
- Aprendizaje continuo: impulsar la curiosidad, la alfabetización digital y el aprendizaje intergeneracional.
Estos pilares se refuerzan mutuamente. Una persona que goza de buena salud tiene más energía para participar, y una comunidad que valora a sus mayores contribuye a su bienestar emocional.
El valor de las comunidades: un envejecimiento con vínculos
El envejecimiento activo no es un logro individual, sino un proyecto colectivo. Las comunidades tienen un papel decisivo para que las personas mayores mantengan su autonomía y sientan que siguen siendo parte del mundo.
Las llamadas “comunidades amigables con las personas mayores”, impulsadas por la OMS desde 2010, buscan adaptar los entornos urbanos —transporte, vivienda, espacios públicos, servicios— para que todas las generaciones puedan convivir en igualdad.
También se han desarrollado comunidades intergeneracionales, donde jóvenes y mayores comparten experiencias, proyectos y aprendizajes. En esos espacios se rompe el aislamiento y se construye algo más profundo: la conciencia de que todos necesitamos de todos.
Un ejemplo sencillo es un taller de alfabetización digital donde adultos mayores aprenden a usar su teléfono con ayuda de adolescentes. Ese intercambio no solo transmite conocimiento, sino afecto, paciencia y respeto mutuo.
Programas y actividades que promueven el envejecimiento activo
Para lograr comunidades más inclusivas, las universidades, los gobiernos y las organizaciones sociales pueden implementar diversas estrategias:
- Programas de envejecimiento activo y saludable, con talleres de arte, ejercicio, tecnología y nutrición.
- Voluntariado intergeneracional, donde los adultos mayores transmiten sus conocimientos a jóvenes o niños.
- Redes de apoyo comunitario, que brinden acompañamiento a personas solas o en situación de vulnerabilidad.
- Acciones de alfabetización digital, que permitan usar herramientas tecnológicas para comunicarse, aprender y crear.
- Espacios de encuentro cultural y recreativo, que estimulen la participación y la cohesión social.
Cada iniciativa, por pequeña que parezca, contribuye a una sociedad más solidaria, activa y saludable.
Por qué necesitamos comunidades que abracen todas las edades
El envejecimiento activo nos invita a mirar la vejez desde la esperanza y no desde el miedo. Una sociedad que escucha y valora a sus mayores no solo honra su pasado: fortalece su presente y garantiza su futuro.
En México y América Latina, donde las redes familiares siguen siendo un eje fundamental, este enfoque ofrece una oportunidad invaluable: convertir la experiencia acumulada de las personas mayores en capital social y cultural para el desarrollo local.
Si te interesa aprender a diseñar políticas, programas y proyectos que promuevan este tipo de comunidades, puedes formarte en la Maestría en Intervención Social de UNIR México, donde desarrollamos herramientas para impulsar una sociedad más equitativa y participativa.
Conclusión: una sociedad que crece con sus mayores
El envejecimiento activo redefine la vejez como una etapa de plenitud, aprendizaje y conexión. Construir comunidades donde las personas mayores sean escuchadas, visibles y valoradas es construir un presente más humano y un futuro más justo.
Una sociedad que cuida a sus mayores se cuida a sí misma.
Porque en cada persona que envejece con dignidad y propósito, se refleja el bienestar colectivo de todos nosotros.
Autoras
Dra. Norma Saldívar Hadad
Coordinadora Académica
Dra. Patricia Vilchis Esquivel
Profesora
Referencias
Havighurst, R. J. (1961). Successful aging. The Gerontologist, 1(1), 8–13. Rowe, J. W., & Kahn, R. L. (1997). Successful aging. The Gerontologist, 37(4), 433–440. World Health Organization. (2002). Active Ageing: A Policy Framework. WHO.
World Health Organization. (2015). World Report on Ageing and Health. WHO.






